Fundamentación teórica
La aparición de internet, como la gran red informática, resultó esencial para la transformación de la sociedad, su sociabilidad y los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve. Desde su primer modelo, conocido como la web 1.0, el cual se presentó en su forma más básica con sólo navegadores de texto. En este sentido las personas que hacían uso de este servicio online, denominadas usuarios, adoptaban el papel del sujeto pasivo sin posibilidades de generar interactividad, pues las páginas construidas a base de etiquetas sólo permitían el uso de correo electrónico por la implementación de protocolos y búsquedas en navegadores. Hasta este momento los usuarios no se conectaban entre sí automáticamente, sin embargo, no tardó mucho para que los servicios online se abrieran a un vasto espectro de posibilidades de conexiones. Las necesidades de los usuarios en el cambio de siglo comenzaron a exigir una web con un mayor nivel de interactividad.

Durante 2004 la web sufrió transformaciones significativas en su estructura. Comenzó a manejarse bajo una ideología que como lema tuvo ‘hazlo tú mismo’, y como resultado la construcción de una cultura participativa. Esta inmensa modificación logró que el número de usuarios se multiplicará rápidamente para 2005, pues, dicho de una manera coloquial, ya no solamente podían observar el contenido de los sitios sino que además tenían la posibilidad de subirlo y editarlo. Evidentemente las cualidades de esta web, denominada web 2.0 y caracterizada por fomentar la colaboración y la creatividad de los usuarios, nació con el surgimiento de herramientas como blogs, redes sociales, enciclopedias virtuales y otras páginas web en las que los usuarios adquirieron protagonismo. El dinamismo se hizo presente, la web adquirió un carácter horizontal y democrático. Sin embargo, los propietarios al notar la potencialidad que los sitios web tenían para generar dinero a través del acceso, se alejaron del fomento a la formación de comunidades para acercarse a la búsqueda de los datos personales a través de la construcción de una hegemonía en la que el capitalismo digital tomaría el control.

Van Dijck (2016) en este sentido menciona que las comunidades de usuarios entran en la cultura de la conectividad en donde los sitios web en esencia se convierten en plataformas digitales o bien, microsistemas por ser entendidas como constructos tecnoculturales y socioeconómicos. En primera instancia porque son construidas a partir de las nuevas tecnologías y porque se van modificando en relación con las actividades online y offline de los usuarios, así como también a la necesidades o los intereses de los propietarios y a la relación que establecen con otras plataformas; esto es lo que para Van Dijk (2016) le brinda al ecosistema de medios conectivos un carácter cambiante. Y en segunda porque al mantenerse bajo la hegemonía del capitalismo digital, hacen parte a los usuarios de la economía de la carnada , del ‘me gusta’ y del ‘clic’ de donde es imposible salir.
Compartir, hacer amigos, seguir, dar me gusta, son significados que funcionan como cookies, se volvieron dominantes al rastrear el comportamiento humano. Haciendo uso de los aportes de Foucault (1980), Van Dijck evidencia cómo estos elementos se convirtieron en una norma social con un gran poder que articula y orienta las interacciones tanto fuera como dentro de las plataformas digitales. Así, los medios conectivos se volvieron casi sinónimos de sociabilidad, lo que hace que cada vez que alguien intente salir de ellos se enfrente a la presión social, tecnifican la socialidad y la tecnología se vuelve parte natural dentro de la vida cotidiana. Los usuarios adquirieron un inconsciente tecnológico .
Por otro lado, desde la mirada de la economía política, Van Dijk (2016) se interesa por las relaciones que se establecen entre los marcos políticos, legales y económicos profundizando en los regímenes de propiedad, de gobierno y en las formas que adquieren los negocios en cada una de estas plataformas. En este marco es que la autora se interesa por los límites entre lo público, lo privado y el control de la información que comparten los usuarios en relación con las plataformas y el gobierno.

Los valores referidos a la privacidad de los contenidos, la búsqueda de un espacio público libre de la contaminación de los intereses comerciales y la conciencia de saber quién está controlando ese espacio era lo que los usuarios que buscaban la conexión en la web 2.0 daban por sentado, pero que con el avance de la conectividad comenzaron a desaparecer.
Todas las actividades, modelos de negocio y tendencias antes descritas parecen indicar que aquellos propietarios que operen negocios de plataforma deberán tener una mayor implicación con sus usuarios y un mayor ‘compromiso social’. Hay que tener en cuenta que las plataformas que conocemos ahora van a ser objeto de disrupción gracias a la innovación que permite la tecnología distribuida, en algunos casos encontraremos que no pertenecerán a una empresa concreta sino a los mismos usuarios o cooperativas digitales . Es claro que nos encontramos en un punto en el que el control crece cada vez más y nosotros somos partícipes de ello, estamos estandarizados pero sobretodo, hacemos posible la construcción de oligopolios. Pareciera que pasamos del rol de usuario a formar parte de un proletariado digital dentro de este nuevo paradigma de producción de capital.

La cultura de la conectividad brinda las herramientas necesarias para indagar en los mecanismos invisibles que los medios conectivos, bajo la lógica del bien común y la transparencia, ocultan. Parecería que ya no hay salida, la socialidad y comunicación en red no se dirige hacia la conexión que buscaban los usuarios de la web 2.0 sino que se acerca cada vez más a convertirse en una cultura de la conectividad. En ese contexto, los actuales y futuros usuarios ¿aceptarían sumarse a plataformas que no tuvieran esas características?

Como una aportación a la solución de los problemas arriba descritos planteamos este proyecto basado en una plataforma de realidad mixta (RM) que proponga un cambio de estructura con respecto a las construcciones tecnosociales y las estructuras socioeconómicas. Para ello tomaremos como base el modelo heurístico de José Van Dijck (2016) en La cultura de la conectividad: Una historia crítica en las redes sociales.

Referencias

Van Dijck, J. (2016). La cultura de la conectividad: Una historia crítica de las redes sociales. Buenos Aires: Siglo XXI.
Casacuberta, D. (2003). Creación colectiva. En Internet el creador es el público.Barcelona: Gedisa.
Stallman, R, Ming, W, Rendueles, C & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. Ciudad de México: La Tumbona.
Gustavo Lins, G. (2018). El precio de la palabra: la hegemonía del capitalismo electrónico-informático y el googleísmo. Recuperado de: https://ciesas.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1015/658/1/1875-3182-1-SM.pdf
Rouvroy, A y Berns, T. (2018). Gobernabilidad algorítmica y perspectivas de emancipación: ¿lo dispar como condición de individuación mediante la relación? Recuperado de: https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/15424/1/REXTN-ED104-10-Rouvroy.pdf